Lulú Petite

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Caricias

2011-04-05


Los dos estábamos cansados. Fue uno de esos días difíciles en que todo es cuesta arriba. Terminamos en mi cama, viendo la tele y sin intención de otra cosa. Entonces, se recostó de lado y se me quedó viendo fijamente, luego comenzó a hacerme caricias en la frente, como arañitas caminando, apenas con un roce de la yema de sus dedos.


Siguió haciéndolo hasta que me vio relajada, entonces pasó su dedo índice por mi cara, recorriendo mis labios, mis mejillas, mis cejas, mis párpados, mi nariz, mis orejas, mi cuello. Sólo entonces me dio un beso, largo, suave. Sus dedos seguían acariciándome, con ese ritmo de arañitas, los brazos, la cadera, las piernas.


Era una sensación deliciosa sentirlo así, despacio, abriendo espacio al deseo, sintiéndolo cundir en las venas, en el sexo, en el corazón. Entonces me penetró, suavemente, despacio, moviendo la cintura de manera pausada, atento a mis reacciones, a mi respiración.


Terminamos al mismo tiempo y tomados de la mano.