Lulú Petite

Mi Blog

Largo y tendido

2011-07-01

"Querida Lulu" 
Me escribe Víctor, en esta entrada. No siempre lo hago, pero a veces vale la pena responder, sobre todo, cuando las cosas se plantean en buena onda.

 

Le escribo este mensaje atrapado entre la admiración de su blog/su columna en el Grafico y la incertidumbre (por no decir el temor) de lo que sus palabras/blog/columna provocan.
No. No me refiero a la temática, al estilo. al género o al tono. Lo que me preocupa son dos cosas distintas: La primera (y reconozco que esta no es completamente su culpa) es la ausencia de un cuestionamiento profundo y critico acerca de la 'veracidad' o el 'carácter ficticio' de sus palabras. Y no es que dude (o quiera dudar) de sus palabras, pero me parece sumamente inocente el no mantener una posición escéptica. Especialmente cuando su presencia (por lo menos para la mayoría de nosotros) ha sido completamente virtual (sin importar cuantas fotos haya publicado en su perfil. El uso del internet nos ha enseñado que nunca podemos estar seguros de quien esta tras el teclado)."


La presencia virtual, la idea de fantasía, se puede catafixiar sin mayor problema por una presencia real, un encuentro verdadero con todas las características de los que describo en mis columnas. Escribir y llevar este blog lo hago desde mucho antes de comenzar a publicar en El Gráfico, de hecho, los primeros relatos que escribí fueron más bien en un foro especializado en servicio escort donde interactuaba con mis clientes. Por otro lado, trabajar, prostituirme, lo hago desde mucho antes de que se me ocurriera siquiera abrir un blog. Mucha gente me conoce desde hace mucho y sabe que soy yo quien escribe y que realmente trabajo en lo que digo, muchos otros lo han comprobado haciendo el esfuerzo de llamarme y, claro, de pagar un servicio. Para los demás, igual puedo ser una fantasía, una que ciertamente estará entre la certeza y la duda, pero que ayuda a recordar que nuestra sexualidad no nomás está en nuestros genitales y que a veces la imaginación es un afrodisiaco formidable.


Y si el escepticismo personal no es suficiente, el hecho de que casos como el suyo hayan sucedido en otros países (tal como ocurrió en Inglaterra con Brooke Magnanti) hacen su columna especialmente sospechosa.

Ahora justamente estoy escribiendo un libro, ojalá tenga el éxito de Belle de Jour y, no sé, igual un día también decida salir del clóset y decir "soy yo" como lo hizo hace unos años Brooke Magnanti.


Y se preguntara usted, porque estoy tan empeñado en cuestionar su 'veracidad'. Y antes de responder a esto debo confesar que sus palabras me fascinan ya que, me parece, ayudan a formular una defensa de la sexualidad y personalidad femeninas. El decir, 'me gusta el sexo' y 'yo soy la dueña de mi cuerpo' en un país como México esta es una victoria que no debe ser menospreciada.

Sí, me gusta el sexo y soy dueña de mi cuerpo, pero sé que el mensaje que doy al rentarlo no todos y todas lo ven bien. Es un debate muy complicado, al que no me meto porque no tengo los elementos suficientes para defenderlo y si para exponerme.


Sin embargo (y aquí es donde mi temor se encuentra) no estoy seguro que los hombres en México puedan apreciar esta defensa. Cierto, en sus columnas usted habla de hombres que son capaces de entender (de amar?) dentro de los limites que usted les marca. Sin embargo, dentro de mi experiencia, los hombres en México parecen entender, pero no paran de abusar, de golpear y de asesinar a las mujeres que se apartan del orden marcado por el 'hombre que manda'.

No hay nada que repruebe más que un fuerte abusando de un débil, me desagrada, me choca. Como ciudadana, la yo que soy más allá de mi oficio, no me dejo. Lulú Petite, la escort, no puede usar este espacio para organizar una revolución, pues sería un espacio muy vulnerable.


Y ese es mi problema. Al intentar negar su carácter ficticio y probar su 'veracidad' (publicando fotos, y comunicándose a través de Twitter y Facebook) la ambivalencia se ha perdido. En su ausencia, su presencia se ha convertido en un objeto que de alguna manera justifica el extrapolar el mismo trato a todo el género femenino.


Lo he dicho muchas veces, lo que yo he vivido, lo he vivido por decisiones propias. Soy feliz y veo mi vida con sentido del humor y mucho optimismo, pero es un oficio duro y no le recomiendo a nadie seguir mis pasos, al contrario, entre más puedan alejarse de este mundo, mejor. No es lindo, no es cool, no es bonito hacer el amor sin amor.

Lulú, la fortaleza de su columna radicaba en su habilidad de posicionarse como sujeto y no como objeto (y de ejercitar, desde la primera persona, su sexualidad y erotismo).
 
Poco me importaría el que quiera usted ahora posicionarse como puro objeto, si no fuera porque una gran parte de sus lectores masculinos actúan en consecuencia, y su columna les sirve como justificación para entenderse a ellos mismos y a la sociedad en la que viven.

 

Y en un tiempo tan crítico como en el que México vive, la manera en que nos vemos, retratamos, y tratamos los unos a las otros; me parece de especial importancia.


Trataré de cuidar más esa idea en mis próximas columnas. El cuerpo es un derecho, la sexualidad es un derecho. Ambas se ejercen sólo en primera persona, yo ejerzo derechos sobre mi sexualidad y sobre mi cuerpo, eso, de ninguna manera le da el derecho a otro a verme como un objeto, sino como a una chava que encontró un modo de vida difícil, pero cómodo y que está trabajando y esforzárselo, para que un día sólo haga el amor por amor o por deseo, no por negocio. Sé que ese día cada vez está más cerca.


Un beso
Lulú