Lulú Petite

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Cero y van dos

2011-07-23

Y resulta que amanezco el miércoles con la noticia de que, por segunda vez, la administración de facebook había decidido mandar mi página a chingar su madre porque "violaba sus términos de uso".

Y como eso sucede siempre sin decir ni agua va, no me dieron chance ni de despedirme de los miles de facebookeros que me hacían el favor de seguirme. Ni siquiera tuve oportunidad de comentarles que podíamos seguir en comunicación por twitter. Lo mejor, es que el aviso que usan para decirme que me la dejaron caer, lo titulan "Advertencia", es decir, le advertimos, señorita pompis prontas, que acabamos de meterle una de 30 centímetros, ahí usted decida si se mueve o si se queda quieta, porque ya sacársela pos no puede.

Desde luego, no violé ningún término ni condición de uso. En face no subía fotos en pelotas ni me ponía a contar de mis peripecias amorosas ni laborales, lo usaba, como la mayoría de la gente para leer comentarios y responder los más que podía. No me borraron la página personal, esa que da hasta para 5 mil amigos, sólo borraron la fan page, esa que no tiene límite de seguidores y en la que ya tenía bastantes más de 5 mil.

A decir verdad, ni modo, lo cierto es que no me borraron por el uso que le daba al face, sino por mi oficio ¿Discriminación? Claro que no, simplemente políticas empresariales. Tampoco voy a hacer el coraje del mundo como cuando me lo hicieron la primera vez, en cualquier caso, me dejaron poco animada para seguir facebookeando. Ni modo, ojalá pudiera disculparme con quienes me seguían por ahí o decirles que me pueden seguir en twitter, pero pues no se puede. En fin, lo mejor que pude hacer, por lo pronto, fue abrir una cuenta en Google+ que, dicen, es lo de hoy y claro, seguir de twittera, tuiteando me siento más encanchada.

Después del berrinche fui a una cita. No precisamente sexual, aunque si tuve que encuerarme. Si cuaja, ya les estaré contando.