Lulú Petite

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Ven, dame un beso

2011-07-27

-Oye Lulú- me preguntó un cliente -¿Tienes novio?
-Novio no, al menos por ahora.
-Leí que ya no andas con el chavito ese que te traía loca.
-Bueno, tanto como traerme loca no me traía, pero sí ya no salgo con él.
-¿Pero y el otro, ese nuevo?
-¿Cuál?
-El mamado ¡Goliat!
-Bueno, él es mi cliente, no mi novio.
-Sí, pero te gusta...
-Ok, pero también me gustas tú y no por eso eres mi novio- Le respondo coqueta, como queriendo cambiar el rumbo de la conversación.
-Está bien, pero escribes de él con tanta calentura que parece que ya caíste.
-De eso se trata- le digo frotándole el pecho y dándole dos besitos en el cuello- de contar lo que me pasa, de confesar mis calenturas, pero una cosa es que me guste y otra que andemos o tengamos pensado andar.
-Oye y cuando tienes novio ¿También coges seguido?
-Pues claro, el sexo más rico siempre es el que se tiene con tu pareja.
-Pues te diré. Yo llevo veintitrés años casado y he encontrado sexo más rico en otras partes.
-Pero siempre es rico el amor casero
-No sé, el matrimonio tiene sus ventajas y sus calamidades
-Será que yo nunca he estado casada, pero cuando tengo novio, el sexo más rico es siempre el que tengo con él.
-¿Pero no te aburres? Quiero decir, coges todo el día con una, dos o tres personas, no sé ¿No llegas a tu casa pensando que lo último que quieres es ponchar de nuevo?
-Bueno no, el sexo por placer es muy sabroso, pero hacerlo con quien quieres, se cuece aparte, sabe distinto.
-Pero al final es lo mismo ¿No? Mete-saca, mete-saca.
-No es lo mismo, es distinto llegar a una habitación, muy arregladita, con alguien que no conoces y acostarte con él, a estar en pijama, viendo una película o el noticiario y que de repente los besitos lleven al amor. Como que, por más que disfrutes del sexo, lo primero siempre es así como artificial, un trabajo.
-Pues no sé, pero te lo digo yo, que soy auditor y me la paso todo el condenado día haciendo cuentas. Te juro que cuando llego a casa de lo último que quiero saber es de números.
-Ja, ja, ja, según tu lógica, un chef no podría probar bocado y un ginecólogo llegaría a su casa diciéndole a su mujer que ni lo intente, que ve una vagina más y se pega un tiro.
-No tanto así, pero... no sé, yo no podría tanto
-Es lo bueno, que yo sí. Ven, dame un beso...