Lulú Petite

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Y entonces, qué fue...

2011-12-01
Ya aterricé en Veracruz, estoy lista para sus llamadas. 
Teléfono acá: 2291055305



Pues resulta que, al menos hasta el momento, nadie le ha atinado, así que habrá que esperar a mañana tempranito, para que si así lo quieren, lean en El Gráfico la continuación de la historia.


En realidad no fue gran cosa, fue (digamos) una atenta invitación a volver al pasado, al menos por un rato, al menos en algunas sensaciones.


Me gustaron mucho sus ideas, proponer un negocio, un calentario, un video, un trío (sólo que sea de los que cantan boleros), una sesión de fotos sexys, participar en mi columna, hacer algo de sadomasoquismo, planear juntas una venganza (me encanta cuando me vengo) y ¡hasta una película!


El regalito se lo voy a dar a quien más se acercó a la realidad, pues si hubo uno, pero lo anuncio mañana ya que esté disponible la columna en El Gráfico.


Eso sí, de entre todas las ideas, una que se repitió pero que la neta yo no le entraría es a eso de convertirme en hada, abrir una agencia ni nada que se le parezca.


Yo tuve suerte, dentro de lo que cabe, conocí a una persona, el hada, con quien trabajé y no abusó. Se llevaba, desde luego, una buena tajada por el trabajo que yo hacía, pero después de todo, eran sus clientes. Sin embargo, siempre fue derecha, buena pagadora y no obligaba a nadie a hacer nada ni perpetraba esas historias de terror que a veces están relacionadas con este medio. A mí me tocó caer en blandito.


Eso sí, yo sé qué hago con mi cuerpo y con mi tiempo, ha sido una decisión mía trabajar en lo que trabajo, pero aunque siempre trato de presentar y hablar del lado bueno y escribir con optimismo, también siempre he reconocido que todo esto tiene un lado gris, que no es cosa de andar de fiesta en fiesta o de beso en beso y que, aunque a mí me ha funcionado, a nadie le recomendaría que trabaje en esto. Para vender tu intimidad hay que estar curtida y si no lo estás, este oficio curte y, tarde o temprano, endurece. Creo en el karma, por lo que, aunque se presentara como una buena oportunidad de negocio, de ninguna manera aceptaría dinero ofreciendo o como intermediaria de los servicios sexuales de otra chava y lo que menos haría, sería iniciar a una joven en esto o participar en la monstruosidad de la trata de personas. Me encanta dormir tranquila y eso sólo se puede con la conciencia en paz.


Un beso…


No olviden jarochos, hoy jueves y mañana viernes, en el Puerto de Veracruz