Lulú Petite

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Clavar sin clavarse

2012-02-05

“Hay que clavar sin clavarse”, es decir, hay que coger sin enamorarse. Es una de las frases memorables que recomendaba en el foro a todos aquellos que contrataban los servicios de las escorts, uno de los más célebres foristas de la vieja guardia (cuando la prostitución por internet apenas comenzaba).


Un día, desapareció de aquel foro todo lo que escribió, pues aquel legendario personaje que recomendaba no enamorarse de las chavas con las que se divertía, terminó por retirarse del foro después de poner su corazón en manos de una de las colegas más bellas y también legendarias que se han anunciado en internet.


El caso es que clavar sin clavarse es, ciertamente, un buen propósito. Tener sexo por puro placer, sin comprometer lo que llevas en el pecho (y no hablo de silicones), es lo mejor que te puede pasar: Es divertido, libera energía, quema calorías y pone a trabajar a las hormonas. Bien dicen que una buena cogida es más sana que cualquier medicina y libera las mismas sustancias que algunos opiáceos; la bronca es que llevarla al pie de la letra es igual de fácil que decir “jugar futbol americano sin salir con raspones”, un buen deseo, pero un raspón siempre es el riesgo.


Cuando hablamos de sexualidad, siempre existe la posibilidad de perder el control de lo que sientes, de que las cosas hagan que los pulsos y la adrenalina, no sean lo único que se libere y que, en una de tantas, los sentimientos traicionen. Creo que ese riesgo es lo que hace más divertido todo esto y hace que incluso algunos le llamen deporte exxxtremo. Justo en ese peligro de salir con el corazón hecho paté, radica lo extremo de nuestra práctica (sin duda de acondicionamiento físico, si no deporte).


De cualquier modo, es padrísimo y vale la pena correr el riesgo. También es rico y divertido y puede el sexo ser sólo sexo, pero la posibilidad de que un día digas ¡Ay goooey! ¿Qué son estas pinches maripositas que siento? Es así como parte de la diversión. Claro, cuando se tiene una relación madura, sólida y sexualmente abierta, el autocontrol para distinguir lo físico de lo psíquico, siempre es necesario.


Obvio, cuando trabajas en esto, terminas por acostumbrarte y es muchísimo más difícil que pierdas el control y des paso a emociones donde nada más el placer estaba invitado, en fin, mucha tela de dónde cortar, en cualquier caso, cojamos, lo peor que puede pasar es que nos enamoremos…