Lulú Petite

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A la madre

2012-05-10
El año pasado recibí treinta y tres mensajes de texto, cincuenta y ocho correos electrónicos, sesenta tuits y sesenta y dos llamadas el diez de mayo diciéndome ¡Felicidades mamacita! Las agradecí como un detalle buena onda y un cortés ja, ja, ja. Hoy, a la 1:30 de la madrugada ya llevo ocho felicitaciones identicas.


Pero igual en 2012 el saludo puede ser más creativo. Podríamos mandar felicitar “a la chingada”, pues yo conozco a muchos de sus hijos (que no son todos los que dicen en el Laberinto de la Soledad). Hace un rato, por ejemplo, envié un mail con tres onzas de veneno, en el que felicité a un ex, porque recordé que entre las piernas le cuelga una madrecita. A otro el año pasado, la felicitación fue porque, conociéndolo bien, vale madres. Y a todos ustedes, la felicitación de 2012 va porque los quiero de a madres.


En cualquier caso, ser mamá es un oficio más maravilloso. Para serlo se necesita aprender un poquito de todo, tener una paciencia budista y un temperamento de plomo, así que a las mamás de a de veras, vale la pena felicitarlas y consentirlas.

En mi caso, siempre agradeceré los recaditos lindos y los chistes en buena onda, así que cualquier ¡Felicidades mamacita! Será bien recibido, pero sabrán que original, original, lo que se dice original, no es.


Eso sí, no será bien recibido un “felicidades madrecita” ni equivalencias. Una cosa es que feliciten y otra que me echen madres, ja, ja, ja.

Bueno. Mientras, los dejo con Gloria Trevi, cortesía del Pávido Návido…