Lulú Petite

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Ganador

2012-09-03


Concurso "Doscientas"

Recibí, hasta ahora, 226 comentarios en la entrada Doscientas, en la que ofrecí una cita gratis a quien me diera las mejores razones para estar con él.

Sé que el concurso tuvo detalle equivocados. La mayoría rebasaron el límite de caracteres y muchos no dejaron contacto donde informarles si ganaban. Por eso voy a volver a hacer otro concurso. En unas semanas y mucho mejor pensado, prometo que volveré a sortear una cita gratis.

Por lo pronto, leí con mucho gusto cada uno de los textos que me pusieron. Aquí, en twitter y en facebook. Muchos, a decir verdad, eran simples, poco creativos o demasiado francos. Pero también hubo muchísimos encantadores, con palabras deliciosas y verdaderas caricias para el ego. Por eso no quise decidir rápido. Pensé y pensé. Al final tomé una decisión. Varios de los textos que más me gustaron tenían más de 11o caracteres, así que pasé por alto esa regla. Leí muchos y me decidí por uno que tenía una metáfora bella. Un cuento. Lo escribió Rafael y, como puso su correo, ya le escribí para informarle que había ganado el derecho a coger conmigo. Gracias a todos por participar. Un besototote.

El mensaje ganador es el siguiente:


Érase una vez un topo. Miope, como todos los topos. Torpe, como todos los topos. Soñador, como todos los topos. Una noche, buscando en el cielo escogió una estrella. La más hermosa y brillante. Naturalmente, se enamoró de ella ¿Qué puede hacer un topo enamorado de una estrella? Decían ¿Contemplarla? No, es miope, como todos los topos ¿Pedirle que vaya a vivir a su madriguera? No, las estrellas no caben en las madrigueras ¿Ir a vivir con ella al cielo? No, los topos no vuelan ¿Qué puede entonces hacer un topo enamorado de una estrella? Decían.

Amarla. Respondía el topo para sí, en silencio. Pensando en la estrella.

Amarla, pensaba, con eso basta. Y lo pensaba con fuerza.

Una noche la estrella preguntó a todos los que pudieran escucharla ¿Quién quiere estar una hora conmigo?

¡Yo! Gritaron unos. ¡Aquí! Gritaban otros ¡Conmigo! Decía la mayoría.

El topo sonrío, y comenzó a escribir un cuento.